El transporte, principal responsable del calentamiento global

La contaminación atmosférica representa un peligro para la salud humana y el medio ambiente

Esther Rodríguez González

De todos los gases que provocan el efecto invernadero y por lo tanto hacen que aumente cada vez más la temperatura de nuestro planeta, el dióxido de carbono es el que más contribuye al cambio climático. Este compuesto químico aunque existe naturalmente en la atmósfera supone un 80% de las emisiones totales, ya que se libera a través de la quema de combustión de fósiles y la deforestación, que son actividades principalmente humanas.

La mayoría de sectores, como por ejemplo la industria, han reducido sus emisiones desde 1990. Sin embargo, las emisiones del transporte han aumentado. Según la Agencia Europea de Medioambiente, el transporte consume una tercera parte de la energía final de la Unión Europea. Por lo tanto, es el responsable de una gran parte de las emisiones de gases de efecto invernadero porque la mayoría de esta energía procede del petróleo.

Los coches, las furgonetas, los camiones y los autobuses producen más del 70 % de las emisiones totales de gases de efecto invernadero procedentes del transporte. El resto procede principalmente del transporte marítimo y aéreo. Por ejemplo, cada vez que se quema un litro de gasóleo en el motor, por el tubo de escape salen 2,6 kg de CO2.

Fuente: Agencia Europea de Medio Ambiente

La  combustión de carburantes en los vehículos produce dos tipos de emisiones: los anhíbridos carbónicos y los contaminantes, que afectan a la calidad del aire. No solo genera grandes cantidades de CO2 sino que también libera otros gases que se van acumulando en la atmósfera como por ejemplo, el monóxido de carbono o los óxidos de nitrógeno.

Aunque la contaminación atmosférica provocada por el transporte ha disminuido durante la última década debido a la introducción de normas que regulan la calidad del combustible, las normas europeas sobre emisiones de vehículos y el uso de tecnologías más limpias, las concentraciones de contaminantes atmosféricos siguen siendo demasiado elevadas. Las innovaciones tecnológicas que presentan los motores actuales reducen las emisiones contaminantes pero a la vez hacen que aumenten ligeramente la emisión de CO2, ya que se incide en ligeros aumentos en el consumo de carburante.

A pesar de que el transporte desempeña un papel esencial en la sociedad y en la economía, empeora la calidad de vida de la población y del medio ambiente ya que contribuye a la contaminación y al ruido atmosférico.  Los efectos sobre la salud de la exposición a la contaminación atmosférica son diversos y abarcan desde inflamación de los pulmones hasta muertes prematuras. Además de aumentar los costes médicos y reducir la productividad en todo el ámbito económico por la pérdida de días de trabajo a causa de enfermedades. Por otro lado, afecta negativamente a los ecosistemas porque las infraestructuras de transporte dividen las zonas naturales en áreas pequeñas, con graves consecuencias para la fauna y la flora.

Coches en una carretera de la ciudad de Beijing, China, donde puede verse la contaminación ambiental.
Fuente: El Mundo

La contaminación ambiental causa cada año 800.000 muertes prematuras en Europa, el doble de lo hasta ahora estimado por la Agencia Europa del Medioambiente, y acorta la esperanza de vida de los europeos en 2,2 años. En el resto del planeta, la cifra de muertes provocadas por la polución del aire se eleva a 8,8 millones de personas. La mayoría de esas muertes prematuras se producen por enfermedades cardiovasculares.

Estar expuestos de manera crónica a la polución y sobre todo a las llamadas partículas finas impacta en la función vascular, ya que pueden alcanzar los alveolos, en los pulmones, y de allí pasar al torrente sanguíneo y llegar a cualquier parte del organismo. Provocan inflamación y estrés oxidativo, y pueden originar infarto de miocardio, hipertensión arterial, aterosclerosis o diabetes

Reducir la contaminación de los vehículos es necesario para mejorar la calidad del aire y disminuir las emisiones asociadas al calentamiento global en todo el planeta. Los vehículos eléctricos ofrecen una oportunidad única para eliminar por completo la contaminación emitida y desarrollar aún más la electricidad limpia de fuentes renovables y el hidrógeno. Cuando usamos energías renovables, limpias, no solo estaremos cumpliendo el tratado de París para mitigar los efectos del cambio climático, sino que también podremos reducir las muertes relacionadas con la contaminación en un 55% en Europa.

Un coche con bajas emisiones reduce los niveles de CO2. Prácticamente todos los países europeos, y España, ofrecen ventajas fiscales a los compradores de vehículos de bajas emisiones. Por ejemplo, los  impuestos como el de matriculación o el de circulación son más bajos, de forma que, a medio y largo plazo, compensa comprar un coche de bajas emisiones. Todo esto sin olvidar el ahorro en combustible que suponen algunos coches bajos en emisiones. Además, podrás circular siempre con tu vehículo, incluso en zonas o situaciones de restricciones del tráfico por contaminación.

A mediados de 2016 la DGT dividió el parque automovilístico español en cinco categorías según el nivel de emisiones contaminantes de cada vehículo. Esta clasificación está dirigida a favorecer a los conductores de los vehículos más ecológicos ante episodios de contaminación que obliguen a restringir el tráfico.

Cada categoría tiene su propio distintivo ambiental para identificar el coche. De menos a más contaminantes, los cinco niveles establecidos por la DGT son 0, Eco, B, C y “otros vehículos”, la categoría en la que se engloba la mitad más contaminante del parque automovilístico español y que no tiene distintivo. 

Pegatinas de los distintivos ambientales. Fuente: DGT

Para 2050 la Unión Europea pretende que el transporte ya esté descarbonizado. Actualmente, uno de sus principales objetivos es reducir los efectos adversos del transporte. Las principales líneas de actuación consisten en desplazar el transporte hacia modalidades menos contaminante y más eficientes, hacer uso de tecnologías de transporte, combustibles e infraestructuras más sostenibles y garantizar que los precios del transporte reflejen plenamente los efectos adversos en el medio ambiente y en la salud.

La mayoría de países están implementando medidas para reducir el consumo de carburantes fósiles mediante campañas de promoción de un uso eficiente de la energía y a través de programas de ahorro energético. Sin embargo, es muy importante que el usuario tome conciencia de su responsabilidad a través de una conducción eficiente o incluso utilizar mayoritariamente los biocarburantes. Además de la utilización del autobús urbanos para desplazarse o la bicicleta e incluso la modalidad de coches compartidos.

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